La candidiasis vaginal es una infección causada por hongos, que afecta la vulva y la vagina.
Es una de las infecciones vulvovaginales más frecuentes en las distintas edades de la mujer, desde la infancia hasta la adultez.
El agente causal es la Cándida Albicans, un hongo oportunista que forma parte de la flora vaginal, pero que, ante determinadas circunstancias que modifican dicha flora, prolifera, se desarrolla y genera la sintomatología.
Los síntomas más frecuentes son: ardor, picazón, irritación, inflamación de la zona, dolor con las relaciones sexuales, flujo de tipo blanco grumoso e incluso ardor al orinar, pudiendo confundirse en ciertos casos con una infección urinaria.
No, no es considerada una ETS, pero la pareja puede, en algunos casos, presentar síntomas.
La vaginitis candidiásica no es considerada una enfermedad de transmisión sexual, por lo cual no se toma ninguna actitud terapéutica activa con la pareja sexual. Solamente se trataría a la pareja en caso de que manifieste síntomas.
El uso de antibióticos, de corticoides, inmunosupresión, diabetes son algunos de los factores más frecuentes, o bien durante el período donde ocurre la menstruación, ya que las modificaciones en el pH vaginal pueden favorecer la aparición de síntomas.
El diagnóstico en general es clínico, en la consulta con el especialista, evaluando las características del tipo de flujo y la sintomatología, que suele ser bastante típica. También se pueden hacer estudios con microscopio en consultorio, o lo más efectivo es realizar el cultivo de flujo, donde se identificará el agente causal y con qué droga tratarlo.
Para la vulvovaginitis por hongos, se pueden indicar tratamientos locales y sistémicos. Los locales mediante óvulos como EVACARE ÓVULOS® que contiene Clotrimazol 500 mg, EVACARE CREMA VAGINAL® que contiene Clotrimazol 1 gramo, o bien por vía oral hay tratamientos monodosis como EVACARE GYNO® con 150 mg, con muy buenos resultados y en corto plazo.
Utilizar ropa suelta
Preferir la ropa interior de algodón
Evitar el uso de prendas de material sintético y muy ajustadas
Evitar el lavado genital con esponjas o con materiales abrasivos
Cambiar periódicamente las toallas higiénicas íntimas
Evitar alimentos ultraprocesados
Cambios hormonales (menstruación, uso de anticonceptivos orales, embarazo, menopausia)
Enfermedades sistémicas agudas
Uso de antibióticos
Uso de jabones perfumados
Productos de higiene íntima que no respetan el pH vulvovaginal
Ropa ajustada
Uso de duchas vaginales
Sí, puede reaparecer, sobre todo si persisten los estímulos que la predisponen, independientemente de haber realizado correctamente el tratamiento.